Te encuentras varado en tu isla de inseguridades, naúfrago de un futuro incierto. Sabes bien que de algún modo saldrás, pero a la vez sientes cómo te sofocas en angustia. No hay nada que se pueda hacer para remediarlo.
Sabes que todo a lo que estás acostumbrado ha cambiado y que tienes que abstenerte al futuro que se viene, pero aún así te aferras al antes, a la costumbre y a todo lo que te gusta.
No hay remedio.
Sólo el tiempo puede hacer que lo que hoy haces como parte de aquello por lo que luchas a acostumbrarte se convierta en una nueva costumbre, un nuevo hábito; y sin embargo, el sindróme de abstinencia a las costumbres te ataca con su hoja de imponente filo y tú no sabes qué hacer. Si simpemente tratar de conservar la calma y seguir adelante o tomar las viejas costumbres e intentar imponerlas en tu nuevo mundo.
Aún así, sabes que no estás solo del todo, y eso está bien, porque sabes que estarás bien.
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