Por: Yael Atletl Bueno Rojas
Era
como aquella mañana de otoño el la que sabía que moriría, una
mañana que sucedería algún día. Pero no, no era la misma mañana
aterradora e inevitable, esta mañana era diferente, algo en su
cálido tono poco común anunciaba una buena noticia, un cambio
positivo.
Y
ahí estaba yo, parado en el jardín junto a mi árbol favorito,
esperando a alguien, no sabía a quién, pero sabía que estaba
esperando.
Este
sueño era distinto, no era seco, frío e insonoro, a diferencia de
la mayoría de mis sueños.
Se
nubló mi vista y al despejarse vi por primera vez su rostro; no lo
creía, era tan hermosa que quedé perplejo dentro de mi propia
mente. Ella era tan hermosa e indescriptible, ni siquiera podía
pensar de donde había salido tal belleza. Ahora mi impaciencia
torturaba a mi mente. No quería saber más, preferí vivir el día
en lugar de verlo acontecer.
Desperté
como todas las mañanas, sabiendo gran parte de lo que me sucedería
en el día, pero sin saber cómo, así que me levanté, me vestí,
desayuné y fui directo para la escuela.
Entré
a mi salón y tome las clases habituales, pasaron los primeros cuatro
módulos y no la vi.Aún conservaba la esperanza de verla.
El
receso fue la oportunidad perfecta para buscarla, caminé por cada
sitio de la escuela, vigilando los más transitados; noté que todos
me veían de forma extraña, como si estuviese loco, no me importó
en lo absoluto.
Pronto
me vi cansado y sin querer me paré a un lado de mi árbol favorito
en medio del jardín de la escuela, cuando noté lo que sucedía eche
una ligera carcajada y seguí buscando.
Pasó
un buen rato después de que tocaran para entrar a clases y no había
noticia alguna de ella, todo era vacío, aburrido y sin sentido para
mí, sabía que la vería, pero la impaciencia es letal.
Repentinamente,
la noticia más inusual posible, nos íbamos de visita a una escuela
cercana por una exposición que haría. El recorrido fue eterno para
una mente tan torturada como la mía. Cuando entre, alguien tocó mi
hombro, era ella, No tuve tiempo de asimilar nuestra primera
visualización cuando ella sonrió y me dijo:
-Te
he estado esperando todo el día.
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